China: Incluso cuando la economía de China se ralentiza debido a esfuerzos por
combatir una burbuja en las viviendas de lujo, un sector diferente del mercado
inmobiliario tiene el potencial de revivir el crecimiento: el segmento más
bajo.
Unas 50 millones de las 230 millones de familias urbanas chinas viven en
lugares precarios, a menudo sin su propio baño y cocina, estima la firma de
investigación Dragonomics. La firma calcula que China necesitará construir 10
millones de apartamentos al año hasta 2030.
Un apartamento modelo en Dongguan, una ciudad fabril del sur de China, da una
idea de cómo podrían ser algunas de estas viviendas.
En el centro de investigación del mayor desarrollador inmobiliario del país,
China Vanke, hay un apartamento de 15 metros cuadrados, o un tamaño similar a
un espacio de estacionamiento. La cama se dobla para convertirse en un asiento.
La ducha es un
tubo vertical al lado de la puerta de entrada.
Un apartamento de ese tamaño es relativamente asequible por el equivalente en
yuanes de US$21.500, que es alrededor de seis veces el ingreso disponible per
cápita de los residentes urbanos chinos. En cambio, los apartamentos más
grandes que han sido el objetivo tradicional de los desarrolladores de China
podrían costar hasta el equivalente a 40 años de ingresos.
Ese tipo de iniciativas les ofrecen a personas como Ou Yibao, un ingeniero de
software de 27 años que vive en un precario espacio alquilado en Shenzhen y actualmente
no tiene dinero para comprar una vivienda propia. Aunque un énfasis en la
construcción de propiedades costosas desde 2005 a 2010 generó ganancias para
los desarrolladores, los inversionistas y las municipalidades, “el gobierno
sacrificó las aspiraciones de una generación para alimentar este auge“, afirma
Ou. “La gente como nosotros no tiene muchas opciones más que trabajar como
esclavo durante años para comprar una vivienda”.
Cifras divulgadas la semana pasada mostraron que la campaña de dos años de
Beijing para enfriar el sobrecalentado mercado de la propiedad ha dado sus
frutos. Los precios de las viviendas urbanas bajaron 1,4% en septiembre frente
a un año antes, según una encuesta en 100 ciudades chinas.
La cifra está muy lejos de los aumentos notorios registrados antes de que el
gobierno preocupado por los insostenibles aumentos de precios y una crisis de
asequibilidad estableciera en abril de 2010 controles sobre la especulación
inmobiliaria. Las consecuencias tuvieron largo alcance: un debilitamiento del
crecimiento económico a su ritmo más lento desde la crisis financiera; menores
ganancias para sectores como el del cemento; y problemas que se trasladaron a
proveedores como los productores de mineral de hierro en Australia.
Las microviviendas de Vanke muestran que la industria china de bienes raíces,
obsesionada con el lujo, está comenzando a dar respuestas a la demanda de
profesionales jóvenes frustrados que quieren dar el primer paso como
propietarios de vivienda y otros habitantes urbanos que simplemente aspiran a
algo mejor que casas precarias y sótanos oscuros.
La agencia inmobiliaria SouFun Holdings Ltd calcula que las ciudades de China
tienen unos 30 metros cuadrados de propiedad residencial por persona, mientras
que algunos gobiernos municipales apuntan a lograr hasta 40 metros cuadrados
para 2015, lo que sugiere una amplia demanda de construcción de viviendas
pequeñas y económicas en los próximos años.
Si la iniciativa de construir casas más asequibles tiene éxito, estiman
analistas, podría ayudar a China a lograr un aterrizaje económico suave e
impulsar la próxima etapa de crecimiento.
Cuando el gobierno tomó medidas en 2010 para desacelerar la construcción de
viviendas de lujo a través de límites al crédito, restricciones para comprar
varias propiedades y mayores requisitos de pagos iniciales también implementó
un plan para construir 36 millones de unidades de viviendas sociales hasta
2015. Al desinflar la burbuja del mercado de lujo, Beijing también buscó
alentar a los desarrolladores para que construyeran viviendas para compradores
primerizos y quienes buscaban mejorar su situación.
Algunos escépticos se preguntan cuántas ganancias económicas generará esta
iniciativa, al advertir que llevará años para que el mercado absorba el exceso
de apartamentos y casas de lujo, muchos de los cuales quedaron vacíos tras ser
comprados como inversión, y “ciudades fantasma” de cuadras sin ocupar. Los
escépticos también cuestionan si los desarrolladores y los gobiernos
municipales tendrán suficientes incentivos para construir grandes cantidades de
viviendas asequibles para las masas.
fuente: noticias24
miércoles, 24 de octubre de 2012
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